Color litúrgica:Verde
29 Jun 2020

Solemnidad de los Apóstoles Pedro y Pablo | Lunes

Primera lectura (Hechos 12:1-11)

1 Por aquel tiempo el rey Herodes echó mano a algunos de la Iglesia para maltratarlos. 2 Hizo morir por la espada a Santiago, el hermano de Juan. 3 Al ver que esto les gustaba a los judíos, llegó también a prender a Pedro. Eran los días de los Azimos. 4 Le apresó, pues, le encarceló y le confió a cuatro escuadras de cuatro soldados para que le custodiasen, con la intención de presentarle delante del pueblo después de la Pascua.

5 Así pues, Pedro estaba custodiado en la cárcel, mientras la Iglesia oraba insistentemente por él a Dios. 6 Cuando ya Herodes le iba a presentar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con dos cadenas; también había ante la puerta unos centinelas custodiando la cárcel. 7 De pronto se presentó el Angel del Señor y la celda se llenó de luz. Le dio el ángel a Pedro en el costado, le despertó y le dijo: «Levántate aprisa.» Y cayeron las cadenas de sus manos.

8 Le dijo el ángel: Cíñete y cálzate las sandalias. Así lo hizo. Añadió: Ponte el manto y sígueme. 9 Y salió siguiéndole. No acababa de darse cuenta de que era verdad cuanto hacía el ángel, sino que se figuraba ver una visión.

10 Pasaron la primera y segunda guardia y llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad. Esta se les abrió por sí misma. Salieron y anduvieron hasta el final de una calle. Y de pronto el ángel le dejó.

11 Pedro volvió en sí y dijo: Ahora me doy cuenta realmente de que el Señor ha enviado su ángel y me ha arrancado de las manos de Herodes y de todo lo que esperaba el pueblo de los judíos.

- Palabra del Señor.

- Gracias a Dios.

Responsorio (Sal 33)

- El Señor me libró de todas mis ansias

- El Señor me libró de todas mis ansias

- Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren.

- Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre. Yo consulté al Señor, y me respondió, me libró de todas mis ansias.

- Contempladlo, y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha y lo salva de sus angustias.

- El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege. Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él.

Segunda lectura (II Timoteo 4:6-8, 17-18)

6 Porque yo estoy a punto de ser derramado en libación y el momento de mi partida es inminente. 7 He competido en la noble competición, he llegado a la meta en la carrera, he conservado la fe.

8 Y desde ahora me aguarda la corona de la justicia que aquel Día me entregará el Señor, el justo Juez; y no solamente a mí, sino también a todos los que hayan esperado con amor su Manifestación.

17 Pero el Señor me asistió y me dio fuerzas para que, por mi medio, se proclamara plenamente el mensaje y lo oyeran todos los gentiles. Y fui librado de la boca del león.

18 El Señor me librará de toda obra mala y me salvará guardándome para su Reino celestial. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

- Palabra del Señor.

- Gracias a Dios.

Anuncio del Evangelio (Mateo 16:13-19)

— El Señor esté con vosotros.

— Y con tu espíritu.

— Proclamación del Evangelio de Jesucristo + según San Mateo. 

— Gloria a Ti, Señor.

13 Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?

14 Ellos dijeron: Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas.

15 Díceles él: Y vosotros ¿quién decís que soy yo?

16 Simón Pedro contestó: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.

17 Replicando Jesús le dijo: Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.

18 Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.

19 A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.

— Palabra de la Salvación.

— Gloria a Ti, Señor.

Pai das Misericórdias

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