Color litúrgica:Verde
12 Jul 2020

15º Domingo del Tiempo Común

Primera lectura (Isaías 55:10-11)

10 Como descienden la lluvia y la nieve de los cielos y no vuelven allá, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, para que dé simiente al sembrador y pan para comer, 11 así será mi palabra, la que salga de mi boca, que no tornará a mí de vacío, sin que haya realizado lo que me plugo y haya cumplido aquello a que la envié.

- Palabra del Señor.

- Gracias a Dios.

Responsorio (Sal 64)

- La semilla cayó en tierra buena y dio fruto

- La semilla cayó en tierra buena y dio fruto

- Tú cuidas de la tierra, la riegas y la enriqueces sin medida; la acequia de Dios va llena de agua, preparas los trigales.

- Riegas los surcos, igualas los terrones, tu llovizna los deja mullidos, bendices sus brotes.

- Coronas el año con tus bienes, tus carriles rezuman abundancia; rezuman los pastos del páramo, y las colinas se orlan de alegría.

- Las praderas se cubren de rebaños, y los valles se visten de mieses, que aclaman y cantan.

Segunda lectura (Romanos 8:18-23)

18 Porque estimo que los sufrimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que se ha de manifestar en nosotros. 19 Pues la ansiosa espera de la creación desea vivamente la revelación de los hijos de Dios. 20 La creación, en efecto, fue sometida a la vanidad, no espontaneamente, sino por aquel que la sometió, en la esperanza 21 de ser liberada de la servidumbre de la corrupción para participar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios.

22 Pues sabemos que la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto. 23 Y no sólo ella; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, nosotros mismos gemimos en nuestro interior anhelando el rescate de nuestro cuerpo.

- Palabra del Señor.

- Gracias a Dios.

Anuncio del Evangelio (Mateo 13:1-23)

— El Señor esté con vosotros.

— Y con tu espíritu.

— Proclamación del Evangelio de Jesucristo + según San Mateo 

— Gloria a Ti, Señor.

1 Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó a orillas del mar. 2 Y se reunió tanta gente junto a él, que hubo de subir a sentarse en una barca, y toda la gente quedaba en la ribera. 3 Y les habló muchas cosas en parábolas. Decía: Una vez salió un sembrador a sembrar. 4 Y al sembrar, unas semillas cayeron a lo largo del camino; vinieron las aves y se las comieron. 5 Otras cayeron en pedregal, donde no tenían mucha tierra, y brotaron enseguida por no tener hondura de tierra; 6 pero en cuanto salió el sol se agostaron y, por no tener raíz, se secaron.

7 Otras cayeron entre abrojos; crecieron los abrojos y las ahogaron.

8 Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto, una ciento, otra sesenta, otra treinta. 9 El que tenga oídos, que oiga.

10 Y acercándose los discípulos le dijeron: ¿Por qué les hablas en parábolas? 11 El les respondió: Es que a vosotros se os ha dado el conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. 12 Porque a quien tiene se le dará y le sobrará; pero a quien no tiene, aun lo que tiene se le quitará. 13 Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden. 14 En ellos se cumple la profecía de Isaías: Oír, oiréis, pero no entenderéis, mirar, miraréis, pero no veréis. 15 Porque se ha embotado el corazón de este pueblo, han hecho duros sus oídos, y sus ojos han cerrado; no sea que vean con sus ojos, con sus oídos oigan, con su corazón entiendan y se conviertan, y yo los sane.

16 ¡Pero dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! 17 Pues os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron.

18 Vosotros, pues, escuchad la parábola del sembrador. 19 Sucede a todo el que oye la Palabra del Reino y no la comprende, que viene el Maligno y arrebata lo sembrado en su corazón: éste es el que fue sembrado a lo largo del camino.

20 El que fue sembrado en pedregal, es el que oye la Palabra, y al punto la recibe con alegría; 21 pero no tiene raíz en sí mismo, sino que es inconstante y, cuando se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumba enseguida. 22 El que fue sembrado entre los abrojos, es el que oye la Palabra, pero los preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas ahogan la Palabra, y queda sin fruto.

23 Pero el que fue sembrado en tierra buena, es el que oye la Palabra y la comprende: éste sí que da fruto y produce, uno ciento, otro sesenta, otro treinta.

— Palabra de la Salvación.

— Gloria a Ti, Señor.

Pai das Misericórdias

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