Color litúrgica:Verde
03 Aug 2020

18º Semana del Tiempo Común | Lunes

Primera lectura (Jeremías 28:1-17)

1 Aconteció en aquel mismo año - al principio del reinado de Sedecías, rey de Judá, en el año cuarto, en el mes quinto - que se dirigió a mí el profeta Jananías, hijo de Azzur, que era de Gabaón, en la Casa de Yahveh, a vista de los sacerdotes y de todo el pueblo diciendo:

2 Así dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: He quebrado el yugo del rey de Babilonia. 3 Dentro de dos años completos yo hago devolver a este lugar todos los objetos de la Casa de Yahveh que el rey de Babilonia, Nabucodonosor, tomó de este lugar y llevó a Babilonia; 4 y a Jeconías, hijo de Yoyaquim, rey de Judá, y a todos los deportados de Judá que han ido a Babilonia, yo les hago volver a este lugar - oráculo de Yahveh - en cuanto rompa el yugo del rey de Babilonia.

5 Dijo el profeta Jeremías al profeta Jananías, a vista de los sacerdotes y de todo el pueblo, que estaban parados en la Casa de Yahveh; 6 dijo, pues, el profeta Jeremías: ¡Amen! Así haga Yahveh. Confirme Yahveh las palabras que has profetizado, devolviendo de Babilonia a este lugar los objetos de la Casa de Yahveh, y a todos los deportados.

7 Pero, oye ahora esta palabra que pronunció a oídos tuyos y de todo el pueblo: 8 Profetas hubo antes de mí y de ti desde siempre, que profetizaron a muchos países y a grandes reinos la guerra, el mal y la peste. 9 Si un profeta profetiza la paz, cuando se cumpla la palabra del profeta, se reconocerá que le había enviado Yahveh de verdad.

10 Entonces tomó el profeta Jananías el yugo de sobre la cerviz del profeta Jeremías y lo rompió; 11 y habló Jananías delante de todo el pueblo: Así dice Yahveh: Así romperé el yugo de Nabucodonosor, rey de Babilonia, dentro de dos años completos, de sobre la cerviz de todas las naciones. Y se fue el profeta Jeremías por su camino.

12 Entonces fue dirigida la palabra de Yahveh a Jeremías en estos términos, después que el profeta Jananías hubo roto el yugo de sobre la cerviz del profeta Jeremías:

13 Ve y dices a Jananías: Así dice Yahveh: Yugo de palo has roto, pero tú lo reemplazarás por yugo de hierro. 14 Porque así dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: Yugo de hierro he puesto sobre la cerviz de todas estas naciones, para que sirvan a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y le servirán (y también los animales del campo le he dado...).

15 Dijo también el profeta Jeremías al profeta Jananías: Oye, Jananías: No te envió Yahveh, y tú has hecho confiar a este pueblo en cosa falsa. 16 Por eso, así dice Yahveh: He aquí que yo te arrojo de sobre la haz del suelo. Este año morirás (porque rebelión has predicado contra Yahveh). 17 Y murió el profeta Jananías aquel mismo año, en el mes séptimo.

- Palabra del Señor.

- Gracias a Dios.

Responsorio (Sal 118)

- Instrúyeme, Señor, en tus leyes

- Instrúyeme, Señor, en tus leyes

- Apártame del camino falso, y dame la gracia de tu voluntad.

- No quites de mi boca las palabras sinceras, porque yo espero en tus mandamientos.

- Vuelvan a mi tus fieles que hacen caso de tus preceptos.

- Sea mi corazón perfecto en tus leyes, así no quedaré avergonzado.

- Los malvados me esperaban para perderme, pero yo meditaba tus preceptos.

- No me aparto de tus mandamientos, porque tú me has instruido.

Anuncio del Evangelio (Mateo 14:13-21)

— El Señor esté con vosotros.

— Y con tu espíritu.

— Proclamación del Evangelio de Jesucristo + según San Mateo. 

— Gloria a Ti, Señor.

13 Al oírlo Jesús, se retiró de allí en una barca, aparte, a un lugar solitario. En cuanto lo supieron las gentes, salieron tras él viniendo a pie de las ciudades. 14 Al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos y curó a sus enfermos. 15 Al atardecer se le acercaron los discíplulos diciendo: El lugar está deshabitado, y la hora es ya pasada. Despide, pues, a la gente, para que vayan a los pueblos y se compren comida. 16 Mas Jesús les dijo: No tienen por qué marcharse; dadles vosotros de comer.

17 Dícenle ellos: No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces.

18 El dijo: Traédmelos acá.

19 Y ordenó a la gente reclinarse sobre la hierba; tomó luego los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición y, partiendo los panes, se los dio a los discípulos y los discípulos a la gente.

20 Comieron todos y se saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes doce canastos llenos. 21 Y los que habían comido eran unos 5.000 hombres, sin contar mujeres y niños.

— Palabra de la Salvación.

— Gloria a Ti, Señor.

Pai das Misericórdias

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