Primera Lectura (Deuteronomio 30:10-14)
10 si escuchas la voz del Señor, tu Dios, guardando sus mandamientos y sus leyes, escritos en el libro de esta ley, y te conviertes al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma. 11 »Por lo demás, el presente mandamiento que hoy te ordeno no es imposible para ti, ni inalcanzable. 12 No está en los cielos para decir: «¿Quién podrá ascender por nosotros a los cielos a traerlo y hacérnoslo oír, para que lo pongamos por obra?». 13 Tampoco está allende los mares para decir: «¿Quién podrá cruzar por nosotros el mar a traerlo y hacérnoslo oír, para que lo pongamos por obra?». 14 No. El mandamiento está muy cerca de ti: está en tu boca y en tu corazón, para que lo pongas por obra.
- Palabra del Señor.
- Gracias a Dios.
Responsorio (Sal 68,14.17.30-31.33-34.36ab.37)
- Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
- Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
- Mi oración se dirige a ti, Señor, el día de tu favor; que me escuche tu gran bondad, que tu fidelidad me ayude. Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia; por tu gran compasión, vuélvete hacia mi.
- Yo soy un pobre malherido; Dios mío, tu salvación me levante. Alabaré el nombre de Dios con cantos, proclamaré su grandeza con acción de gracias.
- Miradlo, los humildes, y alegraos; buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón. Que el Señor escucha a sus pobres, no desprecia a sus cautivos.
- Dios salvará a Sión, reconstruirá las ciudades de Judá. La estirpe de sus siervos la heredará, los que aman su nombre vivirán en ella.
O opción: Responsorio (Sal 18, 8. 9. 10. 11 (R/.: 9ab)
- Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
- Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
- La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto del Señor es fiel e instruye a los ignorantes.
- Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.
- El temor del Señor es puro y eternamente estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos.
- Más preciosos que el oro, más que el oro fino; más dulces que la miel de un panal que destila.
Segunda Lectura (Colosenses 1:15-20)
15 El cual es la imagen del Dios invisible, primogénito de toda creación, 16 porque en él fueron creadas todas las cosas en los cielos y sobre la tierra, las visibles y las invisibles, sean los tronos o las dominaciones, los principados o las potestades. Todo ha sido creado por él y para él. 17 Él es antes que todas las cosas y todas subsisten en él. 18 Él es también la cabeza del cuerpo, que es la Iglesia; él es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que él sea el primero en todo, 19 pues Dios tuvo a bien que en él habitase toda la plenitud, 20 y por él reconciliar todos los seres consigo, restableciendo la paz, por medio de su sangre derramada en la cruz, tanto en las criaturas de la tierra como en las celestiales.
- Palabra del Señor.
- Gracias a Dios.
Anuncio del Evangelio (Lucas 10:25-37)
— El Señor esté con vosotros.
— Y con tu espíritu.
— Proclamación del Evangelio de Jesucristo + según San Lucas.
— Gloria a Ti, Señor.
25 Entonces un doctor de la Ley se levantó y dijo para tentarle: —Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?
26 Él le contestó: —¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees tú?
27 Y éste le respondió: —Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo.
28 Y le dijo: —Has respondido bien: haz esto y vivirás.
29 Pero él, queriendo justificarse, le dijo a Jesús: —¿Y quién es mi prójimo?
30 Entonces Jesús, tomando la palabra, dijo: —Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos salteadores que, después de haberle despojado, le cubrieron de heridas y se marcharon, dejándolo medio muerto. 31 Bajaba casualmente por el mismo camino un sacerdote y, al verlo, pasó de largo. 32 Igualmente, un levita llegó cerca de aquel lugar y, al verlo, también pasó de largo. 33 Pero un samaritano que iba de viaje se llegó hasta él y, al verlo, se llenó de compasión. 34 Se acercó y le vendó las heridas echando en ellas aceite y vino. Lo montó en su propia cabalgadura, lo condujo a la posada y él mismo lo cuidó.
35 Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo: «Cuida de él, y lo que gastes de más te lo daré a mi vuelta». 36 ¿Cuál de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los salteadores?
37 Él le dijo: —El que tuvo misericordia con él. —Pues anda —le dijo Jesús—, y haz tú lo mismo.
— Palabra de la Salvación.
— Gloria a Ti, Señor.
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