Primera Lectura (Números 12:1-13)
1 María y Aarón murmuraron contra Moisés por causa de la cusita que había tomado por esposa —pues se había desposado con una mujer cusita—, 2 y dijeron:
—¿Acaso el Señor ha hablado sólo con Moisés? ¿No ha hablado también con nosotros? Y el Señor los oyó. 3 Pero este hombre, Moisés, era muy humilde, más que ningún otro hombre sobre la faz de la tierra.
4 De improviso, el Señor dijo a Moisés, a Aarón y a María: —Salid los tres hacia la Tienda de la Reunión. Y salieron los tres. 5 El Señor bajó en una columna de nube, se puso a la entrada de la tienda, llamó a Aarón y María, y salieron ambos.
6 Y dijo: —Escuchad, pues, mis palabras: Cuando hay entre vosotros un profeta del Señor, mediante visiones yo me doy a conocer, en el sueño yo le hablo.
7 Esto no lo hago con mi siervo Moisés. Ningún otro es tan fiel en toda mi casa. 8 Conversamos cara a cara. Mediante visión, no por enigmas, contempla la figura del Señor. ¿Cómo no teméis murmurar contra mi siervo Moisés? 9 Se encendió la ira del Señor contra ellos y el Señor se marchó. 10 La nube se apartó de encima de la tienda y María quedó leprosa, blanca como la nieve. Aarón se dirigió hacia María y vio que estaba leprosa.
11 Entonces Aarón dijo a Moisés: —Por favor, señor mío, no cargues sobre nosotros este pecado que tan neciamente hemos cometido.
12 ¡Que ella no sea como un aborto que, cuando sale de las entrañas de su madre, tiene consumida la mitad de su carne!
13 Moisés clamó al Señor diciendo: —Oh Dios, ¡cúrala, por favor!
- Palabra del Señor.
- Gracias a Dios.
Responsorio (Sal 50,3-4.5-6.12-13)
- Misericordia, Señor: hemos pecado
- Misericordia, Señor: hemos pecado
- Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado.
- Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado: contra ti, contra ti solo pequé, cometí la maldad que aborreces. En la sentencia tendrás razón, en el juicio resultarás inocente.
- Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu.
Anuncio del Evangelio (Mateo 14:22-36)
— El Señor esté con vosotros.
— Y con tu espíritu.
— Proclamación del Evangelio de Jesucristo + según San Mateo.
— Gloria a Ti, Señor.
22 Y enseguida Jesús mandó a los discípulos que subieran a la barca y que se adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. 23 Y, después de despedirla, subió al monte a orar a solas. Cuando se hizo de noche seguía él solo allí. 24 Mientras tanto, la barca ya se había alejado de tierra muchos estadios, sacudida por las olas, porque el viento le era contrario. 25 En la cuarta vigilia de la noche vino hacia ellos caminando sobre el mar.
26 Cuando le vieron los discípulos andando sobre el mar, se asustaron y dijeron: —¡Es un fantasma! —y llenos de miedo empezaron a gritar.
27 Pero al instante Jesús les habló: —Tened confianza, soy yo, no temáis.
28 Entonces Pedro le respondió: —Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.
29 —Ven —le dijo él. Y Pedro se bajó de la barca y comenzó a andar sobre las aguas en dirección a Jesús.
30 Pero al ver que el viento era muy fuerte se atemorizó y, al empezar a hundirse, se puso a gritar: —¡Señor, sálvame!
31 Al instante Jesús alargó la mano, lo sujetó y le dijo: —Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?
32 Y cuando subieron a la barca se calmó el viento.
33 Los que estaban en la barca le adoraron diciendo: —Verdaderamente eres Hijo de Dios.
34 Acabaron la travesía y llegaron a tierra a la altura de Genesaret. 35 Al reconocerlo los hombres de aquel lugar mandaron aviso a toda la comarca y le trajeron a todos los que se sentían mal, 36 y le suplicaban poder tocar aunque sólo fuera el borde de su manto. Y todos los que lo tocaron quedaron sanos.
— Palabra de la Salvación.
— Gloria a Ti, Señor.
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