Primera Lectura (Tito 3:1-7)
1 Amonéstales que vivan sumisos a los magistrados y a las autoridades, que les obedezcan y estén prontos para toda obra buena; 2 que no injurien a nadie, que no sean pendencieros sino apacibles, mostrando una perfecta mansedumbre con todos los hombres. 3 Pues también nosotros fuimos en algún tiempo insensatos, desobedientes, descarriados, esclavos de toda suerte de pasiones y placeres, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles y aborreciéndonos unos a otros. 4 Mas cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor a los hombres, 5 él nos salvó, no por obras de justicia que hubiésemos hecho nosotros, sino según su misericordia, por medio del baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo, 6 que derramó sobre nosotros con largueza por medio de Jesucristo nuestro Salvador, 7 para que, justificados por su gracia, fuésemos constituidos herederos, en esperanza, de vida eterna.
- Palabra del Señor.
- Gracias a Dios.
Responsorio (Sal 22)
- El Señor es mi pastor, nada me falta
- El Señor es mi pastor, nada me falta
- El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas.
- Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan.
- Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa.
- Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término.
Anuncio del Evangelio (Lucas 17:11-19)
— El Señor esté con vosotros.
— Y con tu espíritu.
— Proclamación del Evangelio de Jesucristo + según San Lucas.
— Gloria a Ti, Señor.
11 Y sucedió que, de camino a Jerusalén, pasaba por los confines entre Samaría y Galilea, 12 y, al entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a distancia 13 y, levantando la voz, dijeron: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!» 14 Al verlos, les dijo: «Id y presentaos a los sacerdotes.» Y sucedió que, mientras iban, quedaron limpios. 15 Uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios en alta voz; 16 y postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias; y éste era un samaritano. 17 Tomó la palabra Jesús y dijo: «¿No quedaron limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? 18 ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este extranjero?» 19 Y le dijo: «Levántate y vete; tu fe te ha salvado.»
— Palabra de la Salvación.
— Gloria a Ti, Señor.
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