Primera Lectura (Isaías 9:1-6)
1 El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz; a los que habitaban en tierra de sombras de muerte, les ha brillado una luz. 2 Multiplicaste el gozo, aumentaste la alegría. Se alegran en tu presencia con la alegría de la siega, como se gozan al repartirse el botín. 3 Porque el yugo que los cargaba, la vara de su hombro, el cetro que los oprimía, los quebraste como en el día de Madián. 4 Pues toda bota militar que taconea con estrépito, y todo manto restregado en sangre, están destinados a arder, a ser pasto del fuego. 5 Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. Sobre sus hombros está el imperio, y lleva por nombre: Consejero maravilloso, Dios fuerte, Padre sempiterno, Príncipe de la paz. 6 El imperio será engrandecido, y la paz no tendrá fin sobre el trono de David y sobre su reino, para sostenerlo y consolidarlo con el derecho y la justicia, desde ahora y para siempre. El celo del Señor de los ejércitos lo hará.
- Palabra del Señor.
- Gracias a Dios.
Responsorio (Sal 145,5-6ab.6c-7.8-9a.9be-10)
- Alaba, alma mía, al Señor
- Alaba, alma mía, al Señor
- Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob, el que espera en el Señor, su Dios, que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto hay en él.
- Que mantiene su fidelidad perpetuamente, que hace justicia a los oprimidos, que da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos.
- El Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos. El Señor guarda a los peregrinos.
- Sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad.
Anuncio del Evangelio (Lucas 1:26-38)
— El Señor esté con vosotros.
— Y con tu espíritu.
— Proclamación del Evangelio de Jesucristo + según San Lucas.
— Gloria a Ti, Señor.
26 En el sexto mes fue enviado el ángel Gabriel de parte de Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un varón de nombre José, de la casa de David. El nombre de la virgen era María.
28 Y entró donde ella estaba y le dijo: —Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo.
29 Ella se turbó al oír estas palabras, y consideraba qué podía significar este saludo.
30 Y el ángel le dijo: —No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios: 31 concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.
32 Será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, 33 reinará eternamente sobre la casa de Jacob y su Reino no tendrá fin.
34 María le dijo al ángel: —¿De qué modo se hará esto, pues no conozco varón?
35 Respondió el ángel y le dijo: —El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el que nacerá Santo será llamado Hijo de Dios.
36 Y ahí tienes a Isabel, tu pariente, que en su ancianidad ha concebido también un hijo, y la que llamaban estéril está ya en el sexto mes, 37 porque para Dios no hay nada imposible.
38 Dijo entonces María: —He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra. Y el ángel se retiró de su presencia.
— Palabra de la Salvación.
— Gloria a Ti, Señor.
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