Liturgia

Semana Santa | Lunes

Anuncio del Evangelio (Juan 12:1-11)  — El Señor esté con vosotros. — Y con tu espíritu. — Proclamación del Evangelio de Jesucristo + según San Juan. — Gloria a Ti, Señor. 1 Seis días antes de la Pascua, Jesús se fue a Betania, donde estaba Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos. 2 Le dieron allí una cena. Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. 3 Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo puro, muy caro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. Y la casa se llenó del olor del perfume.  4 Dice Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que lo había de entregar: 5 «¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios y se ha dado a los pobres?» 6 Pero no decía esto porque le preocuparan los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía la bolsa, se llevaba lo que echaban en ella.  7 Jesús dijo: «Déjala, que lo guarde para el día de mi sepultura. 8 Porque pobres siempre tendréis con vosotros; pero a mí no siempre tendréis.»  9 Gran número de judíos supieron que Jesús estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también por ver a Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. 10 Los sumos sacerdotes decidieron dar muerte también a Lázaro, 11 porque a causa de él muchos judíos se les iban y creían en Jesús.

Domingo de Ramos de la Pasión del Señor

Anuncio del Evangelio (Marcos 15:1-39) — El Señor esté con vosotros. — Y con tu espíritu. — Proclamación del Evangelio de Jesucristo + según San Marcos. — Gloria a Ti, Señor. 1 Pronto, al amanecer, prepararon una reunión los sumos sacerdotes con los ancianos, los escribas y todo el Sanedrín y, después de haber atado a Jesús, le llevaron y le entregaron a Pilato. 2 Pilato le preguntaba: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» El le respondió: «Sí, tú lo dices.» 3 Los sumos sacerdotes le acusaban de muchas cosas. 4 Pilato volvió a preguntarle: «¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan.» 5 Pero Jesús no respondió ya nada, de suerte que Pilato estaba sorprendido. 6 Cada Fiesta les concedía la libertad de un preso, el que pidieran. 7 Había uno, llamado Barrabás, que estaba encarcelado con aquellos sediciosos que en el motín habían cometido un asesinato. 8 Subió la gente y se puso a pedir lo que les solía conceder. 9 Pilato les contestó: «¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos?» 10 (Pues se daba cuenta de que los sumos sacerdotes le habían entregado por envidia.) 11 Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente a que dijeran que les soltase más bien a Barrabás. 12 Pero Pilato les decía otra vez: «Y ¿qué voy a hacer con el que llamáis el Rey de los judíos?» 13 La gente volvió a gritar: «¡Crucifícale!» 14 Pilato les decía: «Pero ¿qué mal ha hecho?» Pero ellos gritaron con más fuerza: «Crucifícale!» 15 Pilato, entonces, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuera crucificado. 16 Los soldados le llevaron dentro del palacio, es decir, al pretorio y llaman a toda la cohorte. 17 Le visten de púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la ciñen. 18 Y se pusieron a saludarle: «¡Salve, Rey de los judíos!» 19 Y le golpeaban en la cabeza con una caña, le escupían y, doblando las rodillas, se postraban ante él. 20 Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron la púrpura, le pusieron sus ropas y le sacan fuera para crucificarle. 21 Y obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene, que volvía del campo, el padre de Alejandro y de Rufo, a que llevara su cruz. 22 Le conducen al lugar del Gólgota, que quiere decir: Calvario. 23 Le daban vino con mirra, pero él no lo tomó. 24 Le crucifican y se reparten sus vestidos, echando a suertes a ver qué se llevaba cada uno. 25 Era la hora tercia cuando le crucificaron. 26 Y estaba puesta la inscripción de la causa de su condena: «El Rey de los judíos.» 27 Con él crucificaron a dos salteadores, uno a su derecha y otro a su izquierda. 29 Y los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y diciendo: «¡Eh, tú!, que destruyes el Santuario y lo levantas en tres días, 30 ¡sálvate a ti mismo bajando de la cruz!» 31 Igualmente los sumos sacerdotes se burlaban entre ellos junto con los escribas diciendo: «A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse. 32 ¡El Cristo, l Rey de Israel!, que baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos.» También le injuriaban los que con él estaban crucificados. 33 Llegada la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona. 34 A la hora nona gritó Jesús con fuerte voz: «Eloí, Eloí, ¿lema sabactaní?», - que quiere decir - «¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?» 35 Al oír esto algunos de los presentes decían: «Mira, llama a Elías.» 36 Entonces uno fue corriendo a empapar una esponja en vinagre y, sujetándola a una caña, le ofrecía de beber, diciendo: «Dejad, vamos a ver si viene Elías a descolgarle.» 37 Pero Jesús lanzando un fuerte grito, expiró. 38 Y el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo. 39 Al ver el centurión, que estaba frente a él, que había expirado de esa manera, dijo: «Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios.»

5ª Semana de Cuaresma | Sábado

Evangelho (Jo 11,45-56) — Salve, ó Cristo, imagem do Pai, a plena verdade nos comunicai!
— Lançai para bem longe toda a vossa iniquidade! Criai em vós um novo espírito e um novo coração! (Ez 18,31)
 
— Proclamação do Evangelho de Jesus Cristo + segundo João. — Glória a vós, Senhor. Naquele tempo, 45 muitos dos judeus que tinham ido à casa de Maria e viram o que Jesus fizera, creram nele. 46 Alguns, porém, foram ter com os fariseus e contaram o que Jesus tinha feito. 47 Então os sumos sacerdotes e os fariseus reuniram o Conselho e disseram: “Que faremos? Este homem realiza muitos sinais. 48 Se deixamos que ele continue assim, todos vão acreditar nele, e virão os romanos e destruirão o nosso Lugar Santo e a nossa nação”. 49 Um deles, chamado Caifás, sumo sacerdote em função naquele ano, disse: “Vós não entendeis nada. 50 Não percebeis que é melhor um só morrer pelo povo do que perecer a nação inteira?” 51 Caifás não falou isso por si mesmo. Sendo sumo sacerdote em função naquele ano, profetizou que Jesus iria morrer pela nação. 52 E não só pela nação, mas também para reunir os filhos de Deus dispersos. 53 A partir desse dia, as autoridades judaicas tomaram a decisão de matar Jesus. 54 Por isso, Jesus não andava mais em público no meio dos judeus. Retirou-se para uma região perto do deserto, para a cidade chamada Efraim. Ali permaneceu com os seus discípulos. 55 A Páscoa dos judeus estava próxima. Muita gente do campo tinha subido a Jerusalém para se purificar antes da Páscoa. 56 Procuravam Jesus e, ao reunirem-se no Templo, comentavam entre si: “Que vos parece? Será que ele não vem para a festa?”

5ª Semana de Cuaresma | Viernes

Anuncio del Evangelio (Juan 10:31-42) — El Señor esté con vosotros. — Y con tu espíritu. — Proclamación del Evangelio de Jesucristo + según San Juan. — Gloria a Ti, Señor. 31 Los judíos trajeron otra vez piedras para apedrearle. 32 Jesús les dijo: «Muchas obras buenas que vienen del Padre os he mostrado. ¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?» 33 Le respondieron los judíos: «No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino por una blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces a ti mismo Dios.» 34 Jesús les respondió: «¿No está escrito en vuestra Ley: Yo he dicho: dioses sois? 35 Si llama dioses a aquellos a quienes se dirigió la Palabra de Dios - y no puede fallar la Escritura - 36 a aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo, ¿cómo le decís que blasfema por haber dicho: "Yo soy Hijo de Dios"? 37 Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis; 38 pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed por las obras, y así sabréis y conoceréis que el Padre está en mí y yo en el Padre.» 39 Querían de nuevo prenderle, pero se les escapó de las manos. 40 Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había estado antes bautizando, y se quedó allí. 41 Muchos fueron donde él y decían: «Juan no realizó ninguna señal, pero todo lo que dijo Juan de éste, era verdad.» 42 Y muchos allí creyeron en él.

5ª Semana de Cuaresma | Jueves

Anuncio del Evangelio (Juan 8:51-59) — El Señor esté con vosotros. — Y con tu espíritu. — Proclamación del Evangelio de Jesucristo + según San Juan. — Gloria a Ti, Señor. 51 En verdad, en verdad os digo: si alguno guarda mi Palabra, no verá la muerte jamás.» 52 Le dijeron los judíos: «Ahora estamos seguros de que tienes un demonio. Abraham murió, y también los profetas; y tú dices: "Si alguno guarda mi Palabra, no probará la muerte jamás." 53 ¿Eres tú acaso más grande que nuestro padre Abraham, que murió? También los profetas murieron. ¿Por quién te tienes a ti mismo?» 54 Jesús respondió: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada; es mi Padre quien me glorifica, de quien vosotros decís: "El es nuestro Dios", 55 y sin embargo no le conocéis, yo sí que le conozco, y si dijera que no le conozco, sería un mentiroso como vosotros. Pero yo le conozco, y guardo su Palabra. 56 Vuestro padre Abraham se regocijó pensando en ver mi Día; lo vio y se alegró.» 57 Entonces los judíos le dijeron: «¿Aún no tienes cincuenta años y has visto a Abraham?» 58 Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: antes de que Abraham existiera, Yo Soy.» 59 Entonces tomaron piedras para tirárselas; pero Jesús se ocultó y salió del Templo.

5ª Semana de Cuaresma | Miércoles

Anuncio del Evangelio (Juan 8:31-42) — El Señor esté con vosotros. — Y con tu espíritu. — Proclamación del Evangelio de Jesucristo + según San Juan. — Gloria a Ti, Señor. 31 Decía, pues, Jesús a los judíos que habían creído en él: «Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, 32 y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.» 33 Ellos le respondieron: «Nosotros somos descendencia de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Os haréis libres?» 34 Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es un esclavo. 35 Y el esclavo no se queda en casa para siempre; mientras el hijo se queda para siempre. 36 Si, pues, el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres. 37 Ya sé que sois descendencia de Abraham; pero tratáis de matarme, porque mi Palabra no prende en vosotros. 38 Yo hablo lo que he visto donde mi Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído donde vuestro padre.» 39 Ellos le respondieron: «Nuestro padre es Abraham.» Jesús les dice: «Si sois hijos de Abraham, haced las obras de Abraham. 40 Pero tratáis de matarme, a mí que os he dicho la verdad que oí de Dios. Eso no lo hizo Abraham. 41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre.» Ellos le dijeron: «Nosotros no hemos nacido de la prostitución; no tenemos más padre que a Dios.» 42 Jesús les respondió: «Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais a mí, porque yo he salido y vengo de Dios; no he venido por mi cuenta, sino que él me ha enviado.

San José, Esposo de la Santísima Virgen María - Solemnidad | Martes

Anuncio del Evangelio (Mateo 1:16, 18-21, 24) — El Señor esté con vosotros. — Y con tu espíritu. — Proclamación del Evangelio de Jesucristo + según San Mateo. — Gloria a Ti, Señor. 16 y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo. 18 La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. 19 Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. 20 Así lo tenía planeado, cuando el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. 21 Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.» 24 Despertado José del sueño, hizo como el Angel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer. o también: Anuncio del Evangelio (Lucas 2:41-51) — El Señor esté con vosotros. — Y con tu espíritu. — Proclamación del Evangelio de Jesucristo + según San Lucas. — Gloria a Ti, Señor. 41 Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. 42 Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta 43 y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo su padres. 44 Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; 45 pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca. 46 Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; 47 todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. 48 Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.» 49 El les dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?» 50 Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio. 51 Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón.

5ª Semana de Cuaresma | Lunes

Anuncio del Evangelio (Juan 8:1-11) — El Señor esté con vosotros. — Y con tu espíritu. — Proclamación del Evangelio de Jesucristo + según San Juan . — Gloria a Ti, Señor. 1 Mas Jesús se fue al monte de los Olivos. 2 Pero de madrugada se presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y se puso a enseñarles. 3 Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio 4 y le dicen: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. 5 Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?» 6 Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acuasarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra. 7 Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra.» 8 E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra. 9 Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio. 10 Incorporándose Jesús le dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?» 11 Ella respondió: «Nadie, Señor.» Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más.»

5º Domingo de Cuaresma

Anuncio del Evangelio (Juan 12:20-33) — El Señor esté con vosotros. — Y con tu espíritu. — Proclamación del Evangelio de Jesucristo + según San Juan . — Gloria a Ti, Señor. 20 Había algunos griegos de los que subían a adorar en la fiesta. 21 Estos se dirigieron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le rogaron: «Señor, queremos ver a Jesús.» 22 Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. 23 Jesús les respondió: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo de hombre. 24 En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto. 25 El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna. 26 Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará. 27 Ahora mi alma está turbada. Y ¿que voy a decir? ¡Padre, líbrame de esta hora! Pero ¡si he llegado a esta hora para esto! 28 Padre, glorifica tu Nombre.» Vino entonces una voz del cielo: «Le he glorificado y de nuevo le glorificaré.» 29 La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno. Otros decían: «Le ha hablado un ángel.» 30 Jesús respondió: «No ha venido esta voz por mí, sino por vosotros. 31 Ahora es el juicio de este mundo; ahora el Príncipe de este mundo será echado fuera. 32 Y yo cuando sea levando de la tierra, atraeré a todos hacia mí.» 33 Decía esto para significar de qué muerte iba a morir.

4ª Semana de Cuaresma | Sábado

Anuncio del Evangelio (Juan 7:40-53) — El Señor esté con vosotros. — Y con tu espíritu. — Proclamación del Evangelio de Jesucristo + según San Juan . — Gloria a Ti, Señor. 40 Muchos entre la gente, que le habían oído estas palabras, decían: «Este es verdaderamente el profeta.» 41 Otros decían: «Este es el Cristo.» Pero otros replicaban: «¿Acaso va a venir de Galilea el Cristo? 42 ¿No dice la Escritura que el Cristo vendrá de la descendencia de David y de Belén, el pueblo de donde era David?» 43 Se originó, pues, una disensión entre la gente por causa de él. 44 Algunos de ellos querían detenerle, pero nadie le echó mano. 45 Los guardias volvieron donde los sumos sacerdotes y los fariseos. Estos les dijeron: «¿Por qué no le habéis traído?» 46 Respondieron los guardias: «Jamás un hombre ha hablado como habla ese hombre.» 47 Los fariseos les respondieron: «¿Vosotros también os habéis dejado embaucar? 48 ¿Acaso ha creído en él algún magistrado o algún fariseo? 49 Pero esa gente que no conoce la Ley son unos malditos.» 50 Les dice Nicodemo, que era uno de ellos, el que había ido anteriormente donde Jesús: 51 «¿Acaso nuestra Ley juzga a un hombre sin haberle antes oído y sin saber lo que hace?» 52 Ellos le respondieron: «¿También tú eres de Galilea? Indaga y verás que de Galilea no sale ningún profeta.» 53 Y se volvieron cada uno a su casa.

4ª Semana de Cuaresma | Viernes

Anuncio del Evangelio (Juan 7:1-2, 10, 25-30) — El Señor esté con vosotros. — Y con tu espíritu. — Proclamación del Evangelio de Jesucristo + según San Juan . — Gloria a Ti, Señor. 1 Después de esto, Jesús andaba por Galilea, y no podía andar por Judea, porque los judíos buscaban matarle. 2 Pero se acercaba la fiesta judía de las Tiendas. 10 Pero después que sus hermanos subieron a la fiesta, entonces él también subió no manifiestamente, sino de incógnito. 25 Decían algunos de los de Jerusalén: «¿No es a ése a quien quieren matar? 26 Mirad cómo habla con toda libertad y no le dicen nada. ¿Habrán reconocido de veras las autoridades que este es el Cristo? 27 Pero éste sabemos de dónde es, mientras que, cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde es.» 28 Gritó, pues, Jesús, enseñando en el Templo y diciendo: «Me conocéis a mí y sabéis de dónde soy. Pero yo no he venido por mi cuenta; sino que verdaderamente me envía el que me envía; pero vosotros no le conocéis. 29 Yo le conozco, porque vengo de él y él es el que me ha enviado.» 30 Querían, pues, detenerle, pero nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora.