Color litúrgica:Roxo
01 Mar 2020

1º Domingo de la Cuaresma

Primera lectura (Génesis 2:7-9; 3:1-7)

7 Entonces Yahveh Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente. 8 Luego plantó Yahveh Dios un jardín en Edén, al oriente, donde colocó al hombre que había formado. 9 Yahveh Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles deleitosos a la vista y buenos para comer, y en medio del jardín, el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal.

1 La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que Yahveh Dios había hecho. Y dijo a la mujer: «¿Cómo es que Dios os ha dicho: No comáis de ninguno de los árboles del jardín?» 2 Respondió la mujer a la serpiente: «Podemos comer del fruto de los árboles del jardín. 3 Mas del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios: No comáis de él, ni lo toquéis, so pena de muerte.»

4 Replicó la serpiente a la mujer: «De ninguna manera moriréis. 5 Es que Dios sabe muy bien que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal.»

6 Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría, tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, que igualmente comió. 7 Entonces se les abrieron a entrambos los ojos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos; y cosiendo hojas de higuera se hicieron unos ceñidores.

- Palabra del Señor.

- Gracias a Dios.

Responsorio (Sal 50)

— Misericordia, Señor: hemos pecado

— Misericordia, Señor: hemos pecado

— Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado.

— Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado. Contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.

— Oh, Dios, crea en mi un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme. No me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu.

— Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso. Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza.

Segunda lectura (Forma longa - Romanos 5:12-19 - Forma breve - Romanos 5:12, 17-19 )

12 Por tanto, como por un solo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron; 13 - porque, hasta la ley, había pecado en el mundo, pero el pecado no se imputa no habiendo ley; 14 con todo, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés aun sobre aquellos que no pecaron con una transgresión semejante a la de Adán, el cual es figura del que había de venir... 15 Pero con el don no sucede como con el delito. Si por el delito de uno solo murieron todos ¡cuánto más la gracia de Dios y el don otorgado por la gracia de un solo hombre Jesucristo, se han desbordado sobre todos!

16 Y no sucede con el don como con las consecuencias del pecado de uno solo; porque la sentencia, partiendo de uno solo, lleva a la condenación, mas la obra de la gracia, partiendo de muchos delitos, se resuelve en justificación.

17 En efecto, si por el delito de uno solo reinó la muerte por un solo hombre ¡con cuánta más razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia, reinarán en la vida por un solo, por Jesucristo!
18 Así pues, como el delito de uno solo atrajo sobre todos los hombres la condenación, así también la obra de justicia de uno solo procura toda la justificación que da la vida.

19 En efecto, así como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo todos serán constituidos justos.

- Palabra del Señor.

- Gracias a Dios.

Anuncio del Evangelio (Mateo 4:1-11)

— El Señor esté con vosotros.

— Y con tu espíritu.

— Proclamación del Evangelio de Jesucristo + según San Mateo. 

— Gloria a Ti, Señor.

1 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. 2 Y después de hacer un ayuno de cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre. 3 Y acercándose el tentador, le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes.» 4 Mas él respondió: «Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.»

5 Entonces el diablo le lleva consigo a la Ciudad Santa, le pone sobre el alero del Templo, 6 y le dice: «Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: A sus ángeles te encomendará, y en sus manos te llevarán, para que no tropiece tu pie en piedra alguna.»

7 Jesús le dijo: «También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios.» 8 Todavía le lleva consigo el diablo a un monte muy alto, le muestra todos los reinos del mundo y su gloria, 9 y le dice: «Todo esto te daré si postrándote me adoras.»

10 Dícele entonces Jesús: «Apártate, Satanás, porque está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a él darás culto.» 11 Entonces el diablo le deja. Y he aquí que se acercaron unos ángeles y le servían.

— Palabra de la Salvación.

— Gloria a Ti, Señor.

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